Lo que antes eran muñecas pronto serán robots humanoides sexuales
En algún momento de los
próximos años el mercado del sexo estará masificado por esa primera afirmación
que todavía percibimos como lejana. Precisamente por ello, los investigadores
están planteando fronteras antes de tener problemas.
En el fondo, el debate en torno al sexo con robots
es una evolución al debate y el estigma que existía en el siglo XX con las
muñecas. Quizás con una gran
diferencia: todo apunta que lo que está por venir son cuerpos artificiales tan
similares al ser humano que costará percibir lo “real” del “plástico”.
Pensemos en las muñecas sexuales. Aquello fue un invento de los nazis en la Segunda Guerra
Mundial. La idea era que las muñecas detuviesen el contagio masivo de
enfermedades de las prostitutas francesas. Desde entonces, el salto “evolutivo”
ha sido tan grande que podríamos decir que hablamos de cosas distintas.
El hombre está en la Pole para erigirse
como el mesías del sexo con máquinas. Él
es el fundador de RealDolls,
posiblemente el mayor o uno de los mayores objetos de lujo sexual, de los más
exclusivos por su precio. Se trata de muñecas a la carta muy humanas a las que
les falta un último detalle en el que se trabaja actualmente.
Dotarlas de movimientos y respuestas.
Su prototipo más
avanzado se llamará Harmony y aseguran que será un robot que puede
mover los ojos y hablar. Todo ello a través de una tableta conectada a una
aplicación del dueño/usuario.
Sin embargo, McMullen sabe que el imperio que ha
creado se puede venir abajo si consigue que sus sofisticadas muñecas sean
demasiado reales. Entonces, la sorpresa y la
perfección pueden dar paso al asco o la repulsión, al miedo de reconocer a un
objeto que se parece demasiado a ti. Veamos que dicen los estudios.
Sexo, robots y normas
Hace varios meses
recordábamos la teoría del Valle
Inquietante formulada por el profesor y experto en robótica, Masahiro
Mori. El profesor sostiene desde hace décadas que como las simulaciones en
apariencia y/o movimiento de los seres humanos es cada vez más precisa y
realista, existirá un punto en el que el interés de los seres humanos en la
creación de un humanoide se transforme en absoluta repulsión.
Supongo que antes de ello primero tocará un periplo
de experimentación. En el año 2015 se
publicó un artículo académico liderado por Kathleen
Richardson, investigadora sobre ética y robótica en la Universidad De Montfort.
La mujer consideraba que la industria está extendiendo el problema de la prostitución
a las máquinas, y que esto no es ético ni seguro. El trabajo argumentaba que estos tres puntos serán una
barrera difícil de superar:
.El sexo con robots
deshumaniza a las mujeres
.La visión que tenemos de los robots sexuales se
asemeja al intercambio prostituta-cliente, que consiste en reconocer únicamente
las necesidades y deseos del comprador de sexo (mientras que el vendedor carece
de subjetividad y es tan sólo un objeto)
.La producción de robots sexuales demuestra los
horrores aún presentes en el mundo de la prostitución, construido sobre la
percepción de que las mujeres son seres inferiores (lo que justifica que puedan
ser usados como objetos sexuales)
Noel Sharkey, profesor
de robótica e IA de la Universidad de Sheffield, decía estos días que no
debemos dar la espalda a preguntas tan incómodas como la siguiente: “¿Deberíamos
prohibir la importación de robots sexuales diseñados para parecer niños?”
El investigador publicó este mes un trabajo bajo el
título de Our Sexual Future With Robots (“Nuestro futuro sexual con
robots”), un informe donde habla de sus preocupaciones sobre el fenómeno que
está comenzando y el impacto que va a tener en el ser humano.
El profesor aviva un
escenario que hemos visto en la literatura y en las películas, y que quizá por
ello, siempre nos ha parecido lejano. Sharkey señala algunos de los usos
probables que podrán tener los robots sexuales:
Robots prostitutas que trabajan en burdeles.
.Nuevos tipos de “cura sexual”.
.Acompañantes sexuales
para personas que se sienten solos o personas mayores.
.Como herramienta de
terapias sexuales para violadores y pedófilos.
.Precisamente el último
punto, el de la pedofilia, es el que parece más problemático.
.Las muñecas de
aspecto infantil ya existen, y países como Canadá están determinando si
deberían o no ser ilegales.
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